Desde el inicio de su vida todo lo relacionado con las almas o las visiones del futuro fueron experiencias habituales. De niño pensó que era algo normal que le ocurría a todos los seres humanos. Sus primeros recuerdos de la infancia, poco antes de cumplir los tres años, incluyen experiencias en las que veía cosas que iban a pasar, y las contaba de forma natural como quien comenta el tiempo que va a hacer mañana. Con ocho años veía las revistas que había en casa y le hablaba a su madre de determinadas personas que aparecían en las fotos y que, según él veía en su campo astral, estaban muy enfermas e iban a morir. Su madre, pocos meses después, le decía asombrada que esas personas habían muerto. A él no le sorprendía que murieran, era su destino, más bien le extrañaba que su madre se lo comentara asombrada.

En palabras de Nacho Romón: “confieso que la primera alma perdida que vi no me produjo inicialmente ninguna buena sensación. Yo tendría unos diez años, y quedé paralizado de miedo hasta que esa mujer blanca, transparente y en camisón me miró con una sonrisa dulce que me calmó de forma instantánea. Ese episodio y el hecho de que desde los tres años tuviera múltiples experiencias no habituales, hicieron que desde los quince años tuviera clara mi vocación: quería ser psicólogo y entender el inconsciente humano. En aquella época había muy pocos psicólogos en España y todos (o casi todos) trabajaban con lo que llamaban locos. Por ese hecho, mis padres me desaconsejaron estudiar lo que para mí era mi vocación”.

Tras licenciarse, con 23 años, en Ciencias Económicas y Empresariales trabajó en una gran multinacional americana de consultoría en la que llegó, en pocos años, a ser gerente de proyectos. Pero su alma seguía diciendo que esa no era su senda. El destino se empeñó en devolverle a su verdadero camino, y a los 26 años comenzaron a volver las “señales” que se habían desvanecido por unos años. Cuando a esa edad curó sin querer con imposición de manos a su esposa de una enfermedad que tenía hacía 13 años no lo pudo entender, pero fue la primera señal después de algunos años de sequía y olvido de esa otra realidad.

Nacho Romon Abandonó con 30 años su prometedora carrera como consultor, rechazando el nombramiento inminente como socio de la multinacional, seguramente hubiera sido el socio más joven de toda Europa. Una voz interna le decía que ese no era su camino.

Tras dos décadas trabajando en sus propias empresas de tecnología y como alto directivo de entidades financieras (los últimos 8 años simultaneando dicha labor con su formación como terapeuta de Terapia Regresiva y, después, con su trabajo como terapeuta de Terapia Regresiva), en 2011 abandona por completo su camino como economista para dedicarme de lleno a aquello para lo que su alma vino a este mundo.

Desde ese momento se ha volcado por entero con el trabajo del alma. El trabajo terapéutico con la Terapia Regresiva, la terapia del alma, eleva a tu conciencia aprendizajes de otras vidas. Desde que inició su trabajo personal y se formó en Terapia Regresiva se despertaron en él, sin haberlas estudiado o practicado, habilidades sorprendentes, tales como componer y tocar el piano, o la realización de trabajos de sanación y de desposesión a distancia. Además, se produjo un incremento en su habilidad para ver energías desencarnadas o las propias energías que emiten los cuerpos humanos.

En 2022 publica con la editorial Isthar el libro Posesión Espiritual y Almas Perdidas, libro que es fruto de su experiencia, de los numerosos casos en los que ha intervenido. Según Nacho Romón “este libro no pretende ser la verdad, toda la verdad. Solo espero que estas páginas te ayuden a comprender un poco más este otro mundo que viaja en paralelo al nuestro. Cada día aprendo algo nuevo, y es fascinante comenzar a vislumbrar la profunda razón de nuestra existencia”.

En 2024 sale a la luz el libro Terapia Regresiva y Consciencias no Humanas, editado por la Asociación Española de Terapia Regresiva, siendo Nacho Romón uno de los dieciocho coautores del libro.