Entrega en 24-48 horas para toda la península — Envío gratuito a partir de dos libros *

Daniel Meurois

Mi primera experiencia saliendo del cuerpo

14 de noviembre de 2024
Lectura 3 min
¿Cómo comenzó su camino de escritor y su camino espiritual?

Mi primera experiencia saliendo del cuerpo

En aquel entonces, era estudiante en la Facultad de Letras de Lille, en el norte de Francia. Vivía en una pequeña habitación en el centro de la ciudad. Una noche, después de volver de mis clases, me sentía un poco cansado, pero no agotado, así que me tumbé en la cama para descansar, con la intención de hacer una pausa antes de continuar con el día más tarde
Después de unos minutos, sentí una relajación extraña. Ya no sentía mi cuerpo ni mis extremidades. De repente, tuve la sensación de entrar en un estado de consciencia extremadamente lúcido. Algo salió de mi cuerpo y, de pronto, me vi desde el exterior, tumbado en la cama.
Pocos segundos después, me di cuenta de que estaba en una especie de «otro yo», flotando cerca del techo de la habitación, como un globo inflado con helio. Este segundo «yo», en el que se encontraba mi consciencia, parecía estar hecho de una sustancia semi-eléctrica, semi-gaseosa, y tenía una forma similar a la de mi cuerpo, que seguía tumbado en la cama. Mi primer pensamiento fue: «Debo estar muerto».
Nunca había oído hablar de algo así, entonces mi segunda reflexión fue que, si realmente estaba muerto, eso no me estaba impidiendo sentir una profunda paz y una sensación de libertad absoluta, sin ningún temor. De hecho, me sentía tan bien que empecé a observar todo a mi alrededor. Era imposible confundirlo con un sueño, ¡mis percepciones estaban increíblemente intensificadas!
Por ejemplo, mi oído se volvió mucho más agudo: podía escuchar sonidos claros que venían del otro lado de la calle, probablemente a varios cientos de metros. Todo estaba amplificado. Lo mismo sucedía con la vista: podía ver lo que creía que eran los átomos de los objetos y las paredes de mi habitación. Mi mente estaba asombrosamente lúcida.
Luego, me di cuenta de la naturaleza inmaterial de este segundo cuerpo. Como no podía controlarlo, flotaba como un globo. En un momento, atravesó el techo, ¡y pude echar un vistazo al ático!
Poco después, atravesé el armario de mi habitación. Vi mis libros, mi ropa y otros objetos. No sé cuánto tiempo duró la experiencia, probablemente unos minutos, pero luego, sin desearlo, fui absorbido nuevamente por el cuerpo que estaba tumbado debajo de mí.
Tardé un poco en recuperar completamente el control de mi cuerpo, ya que mis miembros estaban entumecidos. Después de unos minutos, logré moverme y ponerme de pie.

 

Ahí comenzó todo

 

¡Fue entonces cuando comenzó toda mi aventura! Nunca había oído hablar de experiencias fuera del cuerpo y estaba seguro de que no había sido un sueño. Pensé que, si yo lo había vivido, otros también debían haberlo experimentado. No había razón para que fuera el único ser humano en el mundo que hubiera pasado por un fenómeno así. Y si alguien más ya lo había vivido, era lo suficientemente sorprendente como para que alguna persona lo hubiera dejado por escrito en algún lugar.
Seguramente existían libros que comentaran este tipo de experiencia. Así que comencé a visitar bibliotecas y librerías en busca de algún testimonio, aunque no tenía claro en qué sección buscar.
En ese entonces, no existía una categoría de «Nueva Era» y la sección de Esoterismo era apenas incipiente. Hay que situarse en los años 1971-1972. Así que empecé buscando en la literatura general, pero sin mucho éxito. Curiosamente, después de seis meses, encontré un libro muy antiguo que hablaba de la «decorporación», utilizando el término «viaje astral». El «cuerpo astral» era descrito como un doble capaz de separarse del cuerpo físico. Me pareció un fenómeno significativo, y decidí intentar revivir esta experiencia para entenderla mejor.
Quería provocar conscientemente el fenómeno y repetir la experiencia. Cabe aclarar que nunca consideré usar ninguna droga. Cuando tuve la primera decorporación, aquella famosa tarde de primavera, ni siquiera había bebido un vaso de cerveza. Todo sucedió de manera natural. Con el paso de los meses, intenté recrear el estado de profunda relajación que había provocado mi primera decorporación involuntaria.
Investigué un poco por aquí y por allá. Leí algunos libros de yoga y acabé practicando las técnicas de respiración clásicas del hatha-yoga, que me ayudaron a alcanzar poco a poco un estado de gran relajación. Entonces, un día, seis meses después, casi un año después de la primera vez, logré experimentar otra decorporación con relativa facilidad. A partir de ahí, desarrollé un método personal de relajación y visualización interior.
Así fue como la puerta se abrió cada vez más frecuentemente y entré en un periodo de siete años de aprendizaje. Durante ese tiempo, aprendí a viajar con este cuerpo. Me di cuenta rápidamente de que, al pensar en un lugar durante mis salidas, mi cuerpo astral se trasladaba automáticamente a ese sitio.
Hice algunas pequeñas pruebas con amigos. Por ejemplo, a un amigo relativamente abierto con quien había intentado algunas experiencias de comunicación, le decía: «A tal hora, si lo permites, iré a tu casa. Luego te diré lo que estabas haciendo.» Y funcionó. Al día siguiente, ya sea en persona o por teléfono, le decía: «Esto es lo que estabas haciendo hace unas horas.» Esas fueron mis primeras pruebas.
Al final, entendí que intentar ofrecer pruebas no servía de mucho, porque si no se vive la experiencia personalmente, uno sigue siendo solo alguien que hace trucos impresionantes para los demás. Nunca vi a nadie avanzar verdaderamente en su propio camino basándose en pruebas ajenas.
Al principio, me desplazaba horizontalmente por la Tierra, siguiendo rutas conocidas. Con el tiempo, bastaba pensar en un lugar para que mi conciencia, o cuerpo astral, se proyectara instantáneamente allí.
Sin embargo, acceder a otros planos de existencia, me llevó casi siete años de aprendizaje. Imaginaba que esos planos existían, pero no sabía cómo llegar a ellos; aún eran solo un concepto. No obstante, el proceso ya había comenzado, y primero me di cuenta de que mi estado de ser –mi estado mental, emocional y general– influía en la calidad de mis decorporaciones. En particular, descubrí que, si me encontraba en un estado de felicidad, podía escuchar internamente una especie de sonido cada vez más agudo, algo muy agradable. Por el contrario, si me decorporaba con preocupaciones, especialmente relacionadas con mis estudios, la experiencia no era de la misma calidad. Evidentemente, al vivir estas experiencias, mis estudios dejaron de parecerme tan estimulantes…
Noté que cuando me decorporaba en un estado sereno, lograba percibir una vibración extremadamente alta. Pero si lo hacía estando preocupado, esa vibración se convertía en un zumbido grave que eventualmente me hacía regresar a mi cuerpo físico. Hasta que un día, después de unos siete años, experimenté una gran serenidad durante un viaje astral. En ese momento, el silbido agudo casi desapareció, y sentí una transformación en mi «sonoridad interior». Me vi ascendiendo, o más bien siendo aspirado, por una espiral de luz; era algo absolutamente impresionante por su intensidad y esplendor.
De inmediato, me encontré en un mundo de una belleza increíble. De hecho, hablo de este mundo en dos de mis libros: Relatos de un viajero astral y Tierra de Esmeralda. Fue ahí, en realidad, donde comenzó mi verdadera aventura. Descubrí un mundo (y luego varios más) similar al nuestro, pero magnificado. Un mundo en el que la luz habitaba todo lo que veía. Si estaba en un entorno natural con árboles, hierba, plantas, flores, rocas, nada de eso proyectaba sombra. La luz venía –o mejor dicho, viene– desde el interior.
En ese mundo, conocí a varios seres, entre ellos a un guía que me ayudó enormemente durante muchos años…

El Ser Azul

 

El Ser azul, del que hablo en los dos primeros libros mencionados, fue mi iniciador y guía durante algunos años. Me di cuenta de que ese «otro lado del espejo de la vida», donde él me recibía, correspondía al universo, o a los universos, que descubrimos tras la muerte de nuestro cuerpo físico. Ese fue el comienzo de mi verdadero trabajo.
El Ser azul me pidió rápidamente que registrara por escrito la información que iba descubriendo.
Este Ser no pertenece al mundo astral. Para poder interactuar en ese plano de existencia, bajaba sus vibraciones. Pertenece a un plano superior que prefiero no nombrar. Además, es un Ser que nunca ha vivido físicamente en nuestro planeta, aunque ha servido como guía para muchos de nosotros en distintas épocas.
Es un ser bastante enigmático. Nunca reveló su nombre ni proporcionó ningún «currículum». Siempre mantuvo una cercanía relativa, pero a la vez una cierta distancia. Proveniente, sin duda, de un plano elevado, vino a cumplir la función de guía para algunos humanos.
Sus rasgos eran delicados, con una cabeza alargada, pero no eran los de un humano terrestre. Esto me sorprendió, aunque no fue algo tan impactante, ya que no sentí ningún rechazo ni desconfianza. Al contrario, una ola de simpatía fluyó inmediatamente entre nosotros. Más allá de esa simpatía, sentía una alegría, como si ya nos conociéramos. No puedo describirlo de otra manera.
El Ser azul me transmitió tres tipos de información.
Primero, me ayudó a comprender el funcionamiento global de los mundos del alma, a tomar consciencia de lo que es el alma, a qué corresponde y los diferentes mundos a los que puede acceder. En resumen, me enseñó una especie de anatomía sutil del ser humano y de nuestro universo.
Luego, me permitió comprender la historia de los pueblos, las grandes migraciones y los principales movimientos espirituales en la superficie de nuestro planeta. Me ayudó a hacer una síntesis para que el lector pudiera entender cómo ciertas religiones y formas de espiritualidad se han engendrado mutuamente y cómo están todas relacionadas.
Finalmente, me entregó una clave fundamental: el acceso a los Anales Akáshicos, es decir, la Memoria del Tiempo. Esta clave era esencial para mí, ya que me permitía investigar con precisión la historia de nuestro mundo, la memoria profunda de ciertas personalidades, épocas y grandes eventos. Por supuesto, más allá de todo esto, los mundos a los que me dio acceso me permitieron descubrir que la reencarnación no es solo una hermosa filosofía ni una idea abstracta, sino una realidad que ayuda a comprender muchas cosas sobre la Evolución, no solo del ser humano, sino también de nuestro cosmos.
Esa clave me permitió acceder a la Memoria del universo, a su inmenso archivo memorial. Accedo a ella en un estado de decorporación, aunque no es la única manera de hacerlo. Algunas personas pueden llegar a ella de otras formas. En mi caso, lo logro sintonizando mi conciencia con una cierta frecuencia, no es tanto una nota musical, sino un conjunto de notas, una línea melódica siempre igual. Cuando percibo esa melodía dentro de mí, sé que he alcanzado mi objetivo.
Era evidente que ya conocía al Ser azul, aunque yo no sabía de dónde venía esa sensación. Pero todo era inconsciente. Actualmente, ya no lo encuentro, ya que no hay necesidad de ello. Él continúa su trabajo en otro lugar. Me dio la información necesaria en su momento. Entre nosotros hay un vínculo, pero por ahora no está activado. Sin embargo, he conocido a otros Seres de Luz que continúan guiándome y con los que tengo contacto regularmente, los hermanos de las Estrellas o Elohim.

Los Elohim, mi primer contacto con ellos

 

Hablo principalmente de los seres de Venus, ya que me siento más cercano a ellos, aunque los seres de las Pléyades también desempeñan un papel muy activo. Son, de hecho, Hermanos, porque son similares a nosotros.
Mi contacto con los seres de Venus se remonta a principios de los años 80. Algunos de ellos están millones de años más avanzados que nosotros en cuanto a desarrollo. Los Hermanos de Venus son, entre otras cosas, los guardianes de la Tierra. Son miembros de una Fraternidad galáctica que supervisa nuestro mundo, y la Tierra siempre ha estado bajo su protectorado. Cada vez que se avecina un gran movimiento de consciencia o cuando un gran misionado está a punto de manifestarse, ellos también se manifiestan. En esta ocasión, es probable que su presencia sea muy significativa y más evidente. Nos estamos preparando para un importante salto en la consciencia.
El primer contacto ocurrió a través de una experiencia de decorporación. Me sentí atraído por una cierta frecuencia vibratoria, una sonoridad, y entonces se presentaron ante mí. Fue como el reencuentro de viejos amigos. A veces, hoy en día, se presentan en grupos de dos o tres. Nos sentamos en un espacio que describiría como un «sanctum», es decir, un espacio vibratorio similar a un holograma, y el intercambio tiene lugar. Un sanctum es una especie de zona virtual que, para nosotros, se vuelve muy concreta. Estos seres me transmiten información o responden a mis preguntas. Me guían principalmente con relación a mis compromisos espirituales (muy raramente en cuanto a mi vida personal, ya que me dejan libre en ese ámbito), aunque dudo en llamarlo un compromiso profesional, porque mi dedicación es más bien una auténtica vocación. Los Elohim pueden aconsejarme sobre temas a abordar en mis libros, por ejemplo. Pero una vez que se ha dado el consejo y me han transmitido cierta información, me corresponde a mí decidir qué hacer con ella. En otras palabras, nunca imponen su punto de vista ni sus informaciones. Trabajo con total libertad. A mis ojos, son verdaderos amigos.

Mis encuentros con ellos no son algo vago que ocurre en un universo nebuloso, aunque me refiera a un “sanctum” virtual. Estos seres son muy reales. Son presencias mucho más tangibles de lo que podría ser una persona al otro lado del planeta con la que hablara por teléfono, por ejemplo. Tal vez suene ridículo decir esto, pero aunque estoy convencido de que la persona con la que hablo por teléfono existe en ese momento, a miles de kilómetros, la sensación con ellos, su presencia me parece mucho más concreta porque puedo tocarlos y ellos me tocan a mí. Hay una complicidad de alma entre nosotros que me produce calidez en el corazón y me han apoyado durante años.
Sin duda, si he logrado llevar a cabo este trabajo con tanta tenacidad durante más de cuarenta años, ha sido gracias a su apoyo, aunque desconocía su presencia en los primeros años de mi aprendizaje, en los años 70. Siento un fuego en el pecho en mi relación con ellos, al igual que con el Maestro Jesús. Esta complicidad con los Hermanos de las estrellas y el Maestro Jesús, esta unión con la conciencia Crística, puede sorprender a algunas personas. Sin embargo, esta complicidad es mi alimento, no solo cuando escribo, sino en cada momento. No pasa media hora en mi vida sin que mis pensamientos estén relacionados con mis amigos de arriba y la presencia del Cristo.
Ellos son mi familia. Tal vez parezca pretencioso decirlo, pero ellos representan mi familia definitiva. Además, esto reduce mis dudas. Debo admitir que me siento fuerte gracias a su presencia y apoyo. La presencia del Cristo y de ellos me ayuda a relativizar las grandes dificultades y sufrimientos de mi vida. Pocos obstáculos me han sido ahorrados. Mi camino es un desafío constante, y como todos, tengo puertas que atravesar… pero mi fuego interior siempre me ayuda a mantenerme centrado.
El conjunto de mensajes que ellos transmiten a través de mí está destinado principalmente a trabajar el desarrollo espiritual de quienes los escuchan hoy en día. Son mensajes que exigen mucho en cuanto a nuestra disciplina interior. Insisten en la purificación de la conciencia, en la voluntad de no mentirnos más a nosotros mismos, de ir directo al grano, de saber qué queremos y por qué lo queremos. Su objetivo es derribar todas las barreras mentales y de otro tipo para acercar al ser humano a su llama Crística interior.
Así, los mensajes tienen como propósito la maduración general de nuestra conciencia.

—Daniel Meurois

VALORAMOS MUCHO TU OPINIÓN

6 Comentarios

  1. Victoria Cerezo

    Para mi los libros de Daniel Meurois son un motor de Luz, transformación y belleza. No somos los mismos después de sus obras, porque su fuerza de Amor es tan grande, que una parte de ella se queda con nosotros para siempre.

    Responder
    • Esther Pertegal

      Muchas gracias Voctoria, así es, la obra de Daniel es transformadora, llega al corazón y desde ahí produce el cambio. Un cambio que conduce a la persona a ser la mejor versión de sí mismo.

      Responder
    • Inma

      Qué maravilla! Infinitamente agradecida por compartir tus experiencias, como tu conocimiento a través de tus libros, que para mí son una joya de valor incalculable. Gracias por ayudarme a recordar quién soy y lo que he venido a hacer. Eternamente agradecida.

      Responder
      • Esther Pertegal

        Muchas gracias Inma por este comentario tan bello y lleno de Amor.

        Responder
  2. thomas.galego

    Daniel Meurois es un explorador de la conciencia cuya obra deja una huella profunda en el ámbito espiritual. En *»Mi primera experiencia saliendo del cuerpo»*, comparte con gran sinceridad su primera vivencia extracorporal, brindándonos una perspectiva valiosa sobre la multidimensionalidad del ser y la naturaleza de nuestra existencia.

    A través de sus escritos, nos inspira a expandir nuestra percepción de la realidad y a profundizar en nuestro camino espiritual. Su capacidad para transmitir con claridad y sensibilidad estos conocimientos es un verdadero regalo. ¡Un inmenso agradecimiento a Daniel Meurois por su luz, su generosidad y su incansable labor para ayudarnos a despertar! 🙏✨

    Responder
  3. Luciano Cunelli

    Mi primer libro de Meurois llegó a mí porque tengo una tienda de productos naturales y librería esotérica (en aquel momento). Cada libro me fue atrapando, su forma clara y entendible de escribir es única. Un verdadero revolucionario, hace fácil lo difícil.
    Saludos

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

PUEDE QUE TAMBIÉN TE GUSTE

¿Cómo sanaban los esenios y los egipcios?

¿Cómo sanaban los esenios y los egipcios?

Los cuidados de sensibilidad esenia y egipcia constituyen un enfoque terapéutico integral del ser humano, cuyo auténtico origen se pierde en la Noche de los Tiempos. De hecho, aunque los egipcios contemporáneos del faraón Akenatón y sus herederos directos, los esenios, contribuyeron ampliamente a estructurar estos cuidados, sus raíces son claramente intemporales.

Calendario esenio de la metamorfosis

Calendario esenio de la metamorfosis

Daniel Meurois propone realizar este “programa de limpieza” de nuestra personalidad, basado esencialmente en la necesidad de verdad y claridad sobre ti mismo. Se recomienda realizarlo al comienzo del año nuevo. Practicado con regularidad, invita a cada uno a ser abiertamente responsable y coherente en su camino espiritual.

El pecado original – los orígenes del bien y el mal

El pecado original – los orígenes del bien y el mal

Desde 1872, fecha de la traducción de la versión cuneiforme babilónica del Diluvio -descubierta en Nínive-, el mundo de la asiriología ha albergado durante 140 años la febril esperanza de desenterrar y traducir los textos originales relativos al Jardín del Edén y al pecado original.