Entre Karma y Dharma, los Nodos Lunares indican la vía del alma.
De acuerdo al propio camino espiritual, cada uno puede transmutar el Karma en Dharma. Cada dieciocho años ocurren en la vida acontecimientos transformadores, el alma llama y todo ser humano está llamado a orientar su brújula para seguir sus dictados. La ley del Karma es un principio antiguo, muy apreciado entre las filosofías orientales, pero muy confuso entre las ideologías occidentales.
En sánscrito Karma significa acción y no culpa como se suele creer. De la raíz sánscrita kar, la palabra karma tiene su origen en el agere, al acto de actuar y por tanto a la acción responsable y consciente. La comprensión del Karma implica la experiencia de sembrar y cosechar, esa práctica de “trabajar la propia tierra” para que la cosecha provechosa traiga beneficio para uno mismo y para toda la humanidad. Entonces, ¿cuál es la acción que realiza todo viajero en la Tierra para transformar su Karma en Dharma? La respuesta se encuentra en los Nodos Lunares: los dos puntos astronómicos donde la órbita de la Luna se interseca con la eclíptica (Huber, 2002). El Nodo Descendente o Sur representa el Karma, el Nodo Ascendente o Norte simboliza el Dharma.

Signos zodiacales de la antigüedad
En los textos de astrología medieval, el Nodo Norte se llamaba “caput draconis” o “cabeza del dragón”, mientras que el Nodo Sur se llamaba “cauda draconis”, por tanto “cola del dragón”. Dado que el dragón es un animal presente en la mitología de diversas culturas, su simbolismo en el mundo es multifacético: por un lado se asocia con la lucha y la fuerza, por otro con la fertilidad y el poder interior. En el inconsciente colectivo, como diría Jung (2010), el dragón es ese guardián que invita al hombre a mantener un orden universal y por lo tanto cósmico. Del griego kósmos, la etimología del término cosmos es orden, por tanto, ¿cuál es ese orden universal al que aspira todo ser humano?
Bien lo sabía el maestro Gaudí (1852 – 1926) cuando, de manera esotérica y hermética, dejó huellas de dragones solitarios encadenados en tierra catalana. ¿Podría ser esto quizás un mensaje arquitectónico encriptado que contiene en sí mismo la esencia de los Nodos Lunares?
El Nodo Ascendente – hacia el hemisferio norte – es aquel donde la Luna se encuentra con el Norte de la eclíptica; según la astrología védica, el Nodo Norte se llama Rahu y representa la creación del propio Dharma, ley cósmica, fundamento de verdad y realidad, por lo tanto representa la vocación, la expansión de la conciencia, la misión del alma en esta existencia (Desikachar, 1997).
El Nodo Descendente – hacia el hemisferio sur – es aquel donde la Luna se encuentra con el Sur de la eclíptica. Según la astrología kármica, el Nodo Sur se llama Ketu y simboliza el conjunto de aquellas experiencias kármicas, atribuibles a existencias pasadas que en la vida actual deben ser observadas e integradas para que el alma pueda ascender hacia lo que Dante, después de cruzar los nueve cielos, definió lo «más alto de los cielos»: el Empíreo.
Desde una perspectiva psicoastrológica y cosmocuántica, el ser humano permanece atrapado en su mundo laberíntico hasta que reconoce qué nudos del alma hay que desatar y, por tanto, qué cadenas involutivas hay que desenmarañar.
Al fin y al cabo, el término mismo lo dice: un nudo es un enredo, un embrollo, una lazada, una atadura, un vínculo. Conocer tus Nodos Lunares significa montar primero en el dragón y luego avanzar hacia tu propio proceso de identificación, o mejor dicho, hacia tu propio proceso de “acuarización”, ese camino de autoconciencia en armonía con la Era Acuariana que requiere originalidad, es decir, el regreso al “origen”. De recibir pasivamente a activarse conscientemente: este es el simbolismo de los Nodos Lunares, cuyo eje gira respecto a la Tierra de este a oeste con un movimiento retrógrado, completando así una revolución completa alrededor del mandala zodiacal precisamente cada 18 años y 7 meses.
El orden sugerido por los Nodos Lunares está escrito en el Mapa Astral de cada ser humano y es el proyecto evolutivo bien definido por nuestra alma en el momento del contrato antes de descender al plano terrestre.
Conocer tu bagaje kármico a través de un estudio astrológico serio, integrarlo a través de tu camino evolutivo y luego transmutarlo en Dharma a través de la acción y la conciencia significa hacer vibrar las cuerdas de tu alma con el orden cósmico universal.
Como escribe Adele Venneri (2023), “sentirse partícipe de un proyecto universal: eso es la Vocación”.
Bibliografía
1. Desikachar, T. (1997). Il cuore dello Yoga. Ubaldini Editore, Roma, Italia.
2. Huber, B. (2002). Astrología del Nodo Lunar. API Ediciones, Barcelona, España.
3. Jung, C. (2010). Il Libro Rosso. Liber Novus. Bollati Boringhieri, Torino, Italia.
4. Venneri, A. (2023). TRES EMES La Vía de las Tres Madres. Ediciones Isthar, Málaga, España.
Stefano Scrimieri
Estudiante de Psicología en la Universidad Carlemany de Andorra. Astrólogo con formación en Astrología Psicológica y Evolutiva. Experto universitario en Antropología y Evolución Humana. Investigador de Física Cuántica y Neurociencias. Instrumentista quirúrgico especializado en área crítica con experiencia profesional en quirófano, reanimación y cuidados intensivos. Profesor de Hatha-Vinyasa Yoga acreditado por Yoga Alliance. Apasionado de idiomas, culturas y mitos, le encanta leer, escribir y viajar. Atraído por el teatro como experiencia introspectiva, participa frecuentemente en diversos proyectos cinematográficos. Autor de varios artículos publicados en revistas y periódicos internacionales. Curioso y pragmático, pone su espíritu emprendedor al servicio de los demás dando forma y estructura a las ideas. Coordinador y formador de la Escuela de Creación de Adele Venneri. A través de consultas individuales y encuentros grupales propone en diferentes idiomas una visión cosmogónica a través de la cual entender que el ser humano es un reflejo del Cosmos.
¡Artículo muy interesante! El tema tratado por el autor es muy inspirador e invita a retomar el propio camino. ¡Gracias a la editorial Isthar por compartir cultura y conciencia!
Explorar mis nodos lunares con Stefano Scrimieri fue un regalo precioso. Ser consciente de que estoy vibrando con mis nodos lunares ha sido muy decisivo para tomar decisiones importantes en mi vida y para cruzar por fin ese vacío, que se ha presentado tantas veces en mi vida pero que nunca he cruzado por miedo a lo desconocido, la necesidad de dinero y seguridad. Ahora estoy preparada para seguir la llamada de mi alma y, con inmensa alegría y asombro, dar ese salto hacia lo desconocido. Gracias de todo corazón por esta oportunidad evolutiva tan valiosa.
“ Transmutar el Karma en Dharma.”
Ha sido muy interesante vivir la lectura de este gran artículo, de inmediato me detuve a reflexionar y al mismo tiempo sentí una invitación profunda de acoger mis “Nodos Lunares” y el significado que representa el cosmo en mi vida .
Este artículo es una precioso regalo para mi alma y mi conciencia .
Agradezco de corazón al autor Stefano Scrimieri por la simplicidad de sus palabras, concretas y llenas de sabiduría.